Los muchos que acudían para ver, oír y ser sanados por Jesús, “no los dejaban ni comer…”. Y nosotros, ¿qué hacemos con nuestro tiempo?, ¿lo dedicamos a ayudar, acompañar, consolar al triste, a hablar con Dios o de Dios al que vive en la soledad y en la incertidumbre de los tiempos actuales o pensamos sólo en nosotros mismos?
¿Te atreves a ser un loco por Cristo y por su Reino?