Sara Blakely no tenía experiencia en moda, ni contactos, ni inversores. Solo 5.000 dólares, una idea y mucha determinación. Recortó los pies de unas medias para crear su primer prototipo de faja sin costuras, y empezó a llamar a fábricas hasta que una en Carolina del Norte accedió a producirle una pequeña tirada. Nadie la tomaba en serio, pero ella insistía.
Consiguió una reunión con Neiman Marcus y, en lugar de dar un discurso, se metió al probador con la compradora y le mostró en directo cómo transformaba su silueta. Spanx entró así en los grandes almacenes. Luego llegó el momento clave: Oprah Winfrey incluyó el producto entre sus “cosas favoritas”, y las ventas se dispararon por todo EE. UU.
En 2021, vendió una participación mayoritaria de Spanx a Blackstone por 1.200 millones de dólares. Blakely se convirtió en un icono del emprendimiento femenino, celebrando el acuerdo regalando a sus empleadas un viaje por el mundo. Su historia demuestra que una gran idea, bien ejecutada, puede cambiarlo todo.
Fuentes: Forbes, Inc. Magazine, CNBC, The New York Times.