En 1854 se inventó el teléfono.
En 1971 se mandó el primer email de la historia.
En 1982 se inventó Internet.
Y ya, cuesta arriba: el messenger, los chats, el smartphone...
En los años 80 debía de ser bien fácil hablar con tus clientes. Tenías una opción.
Ahora tienes tropecientas.
Y el problema no es que haya dónde elegir: el problema es que tienes al mismo cliente en las tropocientas: te manda tareas por teléfono, por chat, por email, por Trello, y por señales de humo si le dejas.
Si tenemos varios clientes, esto es el caos. Y ya hemos hablado de que el caos juega en contra de nuestro negocio.
¿Cómo lo hacemos nosotros? ¿Cómo nos comunicamos con nuestros clientes?
O, lo que es más importante: ¿cómo les educamos para que no nos manden palomas mensajeras si les apetece y se centren en un canal?
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¿Cómo comunicarse con los clientes?
Hoy vamos a hablar de clientes, concretamente cómo nos comunicamos con ellos.
Al pensar en esto, lo primero que viene a la cabeza es: “como el cliente quiera, porque el cliente siempre tiene la razón y, para que no se vaya con otro, yo se lo pongo lo más fácil del mundo”.
Bien, pues desde aquí te instamos a que “eduques a tus clientes”, a que tengas tu propio sistema de comunicación con ellos y a decir: “no, esto no puede ser así, no me puedes estar interrumpiendo al teléfono cada vez que no te sale algo o necesitas algo que ni siquiera es urgente”
Veamos entonces hoy lo importante de educar al cliente y cómo conseguirlo.
#01.-¿Cómo educar al cliente?
En un punto fundamental en tu trabajo como asistente virtual, hacer ver al cliente tu perspectiva, que lo normal es que estés colaborando con varios, que tienes una planificación con las cosas de cada uno, y lo que es urgente y lo que es menos y puede esperar.
Con eso debe ver que no estás disponible 24/7 y en caso de que lo quieran, bueno, tendrán que pagarlo.
Otra cosa son las urgencias de verdad en las que debes estar ahí, porque no olvides que eso son los detalles que hacen que el cliente te valore mucho, cuando ha tenido un problemón, y has estado para ayudarle, luego claro, hay que saber si es verdad que era superurgente o podía esperar a otro momento.
Qué es urgente y qué puede esperar
Una cosa es que un cliente al que le dedicas un par de horas al día, de manera puntual, te pide algo que corre mucha prisa, entonces te organizas y le das el tiempo que necesite, ahora, si esto pasa semana sí, semana no, ya no es tan sencillo.
Si se convierte en habitual, impide que te planifiques y perjudica al resto.
Por otro lado, algo fundamental es que tu relación con él no es de jefe/empleada, es de dos profesionales que colaboran, y eso no lo puedes perder de vista.
No es una relación de haces lo que te diga y cuándo lo te diga, agachando la cabeza, es evidente que hay que hacer todo lo posible por ayudarle, pero sin perder la perspectiva de que eres una profesional como él y que puedes proponer y poner límites.
#02.-La comunicación asistente virtual/cliente