Desde Melbourne y desplegando su fascinación con un sonido que se extiende
desde los años 60 y 70 afrobeat y exótica, el proto-garage de The Monks y los
ritmos de Os Mutantes, llega el exotismo ilustrado de Bananagun. Podría no
funcionar o parecer un disparate pero esta tropicalia distópica es adictiva y
ganadora.