Dios nos creo para que vivamos como una familia eterna, para tener amigos para siempre.

Cuando todo en tu vida, lo haces para agradar a Dios, tu trabajo, tus relaciones, todo cambiará para siempre.

No sos un accidente. Sos una obra maestra de Dios, hecho por el para amarte y para vivir por la eternidad.

La envidia hace que nos comparemos y compitamos con los demás de una manera poco saludable. Nos roba la satisfacción y nos hace sentir que, como dijo un antiguo rey, estamos persiguiendo el viento. ¿Cuál será el antídoto para vencer este enemigo del corazón?

Vamos a ver más de cerca a este enemigo del corazón llamado CODICIA y encontraremos el antídoto para sus intentos de desviar tu corazón.

Cuando sentimos enojo, nuestras emociones nos dicen que la culpa es 100 % de otra persona. Pero cuando damos un paso atrás y reconocemos cuál es realmente el problema,  el enojo ya no podrá controlarnos.

Cuando se trata de la culpa, podemos revolcamos en ella al revivir el pasado, o negarla con excusas. En cualquier caso, la culpa nos hace perder el equilibrio en nuestras relaciones. ¿Cuál es el antídoto para este enemigo del corazón?

Todos monitoreamos nuestro comportamiento externo. Queremos parecer buenos, educados y generosos. Pero lo que sucede dentro de nuestros corazones y nuestras mentes no siempre es tan bueno.