“Vais a
ver cómo una persona salva un bolo”. Para cuando lo dice, Ben Yart lleva un
buen rato autosaboteando su concierto este pasado fin de semana en el BBK Live
de Bilbao. Interrumpiendo las canciones en directo, abroncando a su banda,
desapareciendo del escenario, acusando a la organización de haberle “quitado el
autotune”, exigiendo que bajen el precio de la cerveza para que, así, el
público ebrio no sea capaz de juzgarle. Pero la realidad es que, lo que estaba
sucediendo en el escenario, no era otra cosa que el nacimiento de una nueva
estrella.
El Kurt
Cobain de la nueva escena urbana en español, el hermano pequeño y navarro de
Cecilio G, un personaje de David Lynch o un cometa que aterrizó desde la Luna
en la rave más chunga del lugar. Difícil ubicar a un personaje tan excesivo,
quien cuando logró en su concierto en Bilbao conectar, soltó auténticos
chispazos de genialidad, con un carisma tremendo, puro magnetismo.
Ben Yart
es parte del colectivo Chill Mafia, ha colaborado con el entorno de La
Vendición Records y ‘Ceros’ es su álbum de debut, una carta de presentación
ambiciosa, que brilla por una producción original que va del trap más cortante
a la electrónica experimental y el hip hop, y por unas letras que radiografían
el lado más hedonista y crudo de la juventud, que hablan de ‘mañaneos’,
trapicheos, vicios y destellos de inspirada locura. Sólo él sabe por donde
discurrirá a partir de ahora su camino, con estas canciones ya ha sembrado el
campo para brillar con el fulgor deslumbrante de un volcán cuando estalla.
José
Fajardo