Todo empieza de nuevo. Todo se recarga, se llena de energía y vuelve a vibrar.

No entiendo el concepto de "¡Arriba el viernes!", la ansiedad del domingo o el "¡Horror! ¡Es lunes!".

Prefiero vivir en esta burbuja de búsqueda de buen rollo, paz y amor todos los días de la semana. Ya vendrán contrariedades sin necesidad de ir a buscarlas.

Así que los lunes son bonitos con el café de primera hora. Con las ilusiones que voy tejiendo cuando mi cabeza me deja retomarlas. Poco a poco. Dulcemente. Como salen las cosas bonitas.

Los lunes me encantan porque abro la ventana y sigo estando aquí. Porque respiro y me doy cuenta de que cada vez necesito menos para ser feliz. Que me sirve una sonrisa tonta, una birra contigo o un buenas noches sincero.

Los lunes son bonitos desde que me prometí que iba a vivir para ser feliz.