Párate frente a un espejo donde puedas ver tu cara. Este es un ejercicio MUY poderoso.
Te recomiendo que lo lleves a cabo diariamente, quizá como parte de tu diario ritual matutino.
Al iniciar cada día bendiciéndote, te estás alineando perfectamente con tu bien.
Te permites estar abundantemente bendecido.
Te permites ser una abundante bendición para el mundo.