¿Crees que el cristiano pasa por tiempos de verdadera angustia?
¿Será posible que los hijos de Dios se sientan deprimidos alguna vez?
Es muy triste saber que muchos cristianos dejan de buscar ayuda o no hablan de eso que están sintiendo por miedo a ser juzgados por otros cristianos que no entienden porqué se sienten así.
Y aunque hay muchos que piensan que la depresión. O la angustia no es para los creyentes, la verdad es que todos en cierta medida experimentamos momentos de mucha tristeza, de angustia profundo e incluso de depresión.
En temporadas como estas es muy común escuchar a los especialistas informar sobre los síntomas de la depresión, porque aunque no todos coinciden, muchos concuerdan en que la época de navidad es un detonante para la depresión de muchos.
Sin entrar en detalles muy técnicos porque no soy psicóloga, ni psiquiatra, lo cierto es que la depresión es un estado de salud mental que hay que atender y que hay que hablar, y en la comunidad de creyentes no es la excepción.
Cuando vamos a la palabra encontramos varios ejemplos de personajes bíblicos que manifestaron su dolor, su angustia, su depresión.
Vemos el caso de Ana, la madre del profeta Samuel quien dice la palabra en 1 Samuel 1.10
Ana, profundamente angustiada,* se puso a orarle a Jehová y no podía dejar de llorar.
Ana vivía tiempos de desolación, anhelaba tener un hijo y no podía. Eso la hacía sentir profundamente angustiada.
También vemos el caso de profeta Elías se angustió tanto que le pidió a Dios que le quitara la vida. Sí así como lo oyes. Y este fue un de los grandes profetas, tanto que en el monte de la transfiguración acompañó a Jesús y a Moises en aquel momento sobrenatural.
Pero en un momento oscuro de su vida se sintió morir, sintió que no valía la pena vivir.
1 Reyes 19.4 Se adentró en el desierto y caminó durante un día hasta que llegó a una retama y se sentó debajo de ella. Pidió la muerte* diciendo: “¡Basta ya! Ay, Jehová, quítame la vida,*g porque no soy mejor que mis antepasados”.
Pero el que vivió, no solo un tiempo, sino varias temporadas de angustia y depresión fue el rey David.
El elegido, el hombre conforme al corazón de Dios, también sufrió de tiempos de tristeza profunda. Al leer los salmos nos damos cuentas de cómo él se rendía a Dios y le suplicaba que estuviera con él en medio de sus angustias.
“Me he desconcertado, me he inclinado hasta grado extremo; todo el día he andado triste.” (Salmo 38:6)
2-3 Cuando me siento deprimido,
a ti te hago saber lo que me angustia.
Todos estos personajes y otros, vivieron y experimentaron tiempo de mucho dolor y depresión, pero no se quedaron en esa temporada.
Cuando Elía pidió la muerte Dios le permitió descansar por vario días e incluso le envíaba comida con los cuervos para que se alimentara, pero lo dejó descansar y reponerse.
Ana, en medio de su desesperación derramó su corazón ante Dios y depositó todo su dolor y su petición fue contestada.
Y David, una y otra vez derramaba su corazón delante de Dios y reconocía que Él era el único que podía liberarlo de la depresión.
Probablemente este tiempo está siendo muy difícil para ti que ahora mismo escuchas el sonido de mi voz, a ti que tienes tu cabeza llena de tantos pensamientos y que no sabes qué más hacer.
Quiero que sepas, que entiendo lo que te pasa, y valido tu dolor. Dios no quiere que ignoremos lo que sentimos, lo que él quiere es que se lo entreguemos.