«¿Cómo iba a saber yo, pajuerano tandilense de casi once años, quién mierda era Gregorio Pérez con Pan? Companc, digo. Nico seguro sabía, tan conocedor de apellidos y posiciones sociales, pero no dijo nada mientras chupábamos dos Cocacolas heladas con pajita, mirándolo al Laucha Weimer dibujar calles y nombres en un panfletito de testigos de Jeová.»