Se nos va de ojo que no es justificable que, en condiciones normales, el nivel de exigencia sea diferente para unas personas respecto otras, o en el campo de las ideas o de la responsabilidad pública.

Sin embargo tal parece que algunos gozan de bula eterna para hacer y decir lo que quieran, amparados bajo ese mantra de: ¡ya sabes como son!; mientras que a otros se les escudriña y enjuicia buscando cualquier resquicio negativo en su actuación.

Proceder destructivo que, sin embargo, campa por la escena pública como justificable y lógico; cada vez que se propone un cambio el statu quo en pos del avance y el equilibrio social, cuyos promotores reciben todo tipo de invectivas e insultos con argumentos banales y acusatorios tales como que se quiere romper con el orden establecido, que la medida que se propone es un engaño porque no tiene el alcance que debiera o porque no gusta a tal o cual colectivo. De esta manera se busca devaluar el valor del avance que se propone expandiendo una especie de desilusión, olvidando que la actitud radical siempre es una mala estrategia, porque la dinámica social se mueve en la ponderación y el equilibrio. ¡Que no se te vaya de ojo!