Después de escuchar este episodio te invitamos a tener estos pensamientos: Soy un proyecto pensado, amado, protegido por Dios. Soy el niño, la niña de sus ojos. Tengo un padre que me ama y me llena de sueños y proyectos. Señor, enséñame a desear tus sueños. 

Tener fe a veces es confiar en alguien que trabaja de forma silenciosa y sigilosa. Alguien que no adelanta nada de su plan, que no da pistas. Confiar en que un amor sin límites va a llegar a transformarlo todo. Hoy te invitamos a que en oración le entregues a Dios el proceso por el que estás pasando. 

A veces es difícil mirarnos al espejo con amor. A veces la sociedad nos llena de requisitos y listas de lo que debemos ser. A veces sentimos que las personas que más amamos esperan mucho de nosotros. Hoy te invitamos a entregarle a Dios en oración la forma en la que te percibes, el amor que te das, la forma en la que valoras y honras tus procesos y tu vida.

Del cielo venimos y al cielo pertenecemos. Al corazón del Dios que ama, acompaña y permanece. Hoy te invitamos a hacer una pausa y conversar con aquel que ama tu alma.

Amar en las buenas y en las alegres es fácil, hoy te invitamos a entregarle a Dios las relaciones que necesitan de su presencia para que puedas amar en las subidas y en las bajadas.

¿Cuáles son mis capacidades? En este capítulo te invitamos a reconocer lo que tienes, bendecirlo, entregarlo a Dios. El primer paso para ser bendición es bendecir nuestra vida. 

No podemos dar de lo que no tenemos. No podemos amar sin aceptar ser amados. No podemos perdonar sin aceptar el perdón. 

En este capítulo te invitamos a entregarle a Dios la relación que tienes contigo mismo, tu autoestima y tu forma de verte.

Estamos en manos de quién moldea nuestra vida. En este momento de oración te invitamos a contarle a Dios los aspectos de tu vida que necesitan ser quebrados y reconstruidos por Él.

Hoy te invitamos a entregarle a Dios en oración a TU FAMILIA. Con sus subidas y bajadas, con sus momentos difíciles y sus recuerdos llenos de amor y alegría. Trata de ver con los ojos del amor y la misericordia a las personas que son tu red de apoyo, tu equipo incondicional. 

Nuestra familia es la primera comunidad, la red de apoyo, el rostro de Dios. Con nuestra familia pasamos por momento de extrema alegría y también por caminos dolorosos, por eso con la oración de hoy invitamos a aquel que todo lo puede a sentarse en la mesa de nuestro hogar.