21 de octubre. Lunes de la 29ª semana del Tiempo Ordinario. Memoria Obligatoria de Santa Laura de santa Catalina de Siena Montoya y Upegui, virgen y Fundadora (en Colombia). Fiesta. Primera lectura - Nos ha hecho revivir con Cristo y nos ha sentado en el cielo Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios 2, 1-10
Salmo 99, 2.3.4.5
R/. El Señor nos hizo y somos suyos
Evangelio- ¿De quién será lo que has preparado? Lectura del santo evangelio según san Lucas 12, 13-21 En el contexto de la Iglesia, este pasaje también subraya la importancia de las obras de misericordia y la solidaridad con los más necesitados. Al final de nuestras vidas, lo que contará no será cuánto acumulamos, sino cuánto dimos, cuánto amamos, y cómo nuestras acciones reflejaron el amor de Dios. El hombre rico de la parábola es un recordatorio para nosotros: no debemos vivir únicamente para este mundo, sino siempre con la vista puesta en el Reino de los cielos. Las riquezas materiales perecen, pero las obras de amor y generosidad son tesoros eternos. 21 de octubre. Fiesta de Santa Laura de santa Catalina de Siena Montoya y Upegui, Virgen y Fundadora (en Colombia). Fiesta. PRIMERA LECTURA - Con amor eterno te amé Lectura del libro de Jeremías 31, 1-7 Salmo 149, 1-2. 3-4. 5-6a y 9b R. El Señor se complace en los humildes. SEGUNDA LECTURA - Estén siempre alegres en el Señor Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses 4, 4-9 EVANGELIO - Has revelado tus misterios a la gente sencilla Lectura del santo evangelio según san Mateo 11, 25-30 El pasaje de Mateo 11, 25-30 nos invita a vivir en humildad, aprendiendo de Cristo, quien es manso y humilde de corazón. Nos recuerda que el yugo que Él nos ofrece no es una carga, sino una vida basada en el amor y la misericordia, en la cual encontramos descanso para nuestras almas. Santa Laura Montoya vivió esta invitación plenamente, entregando su vida al servicio de los más pequeños, encontrando en ellos la revelación de Dios. Como ella, estamos llamados a vivir con sencillez, confiando en que el yugo de Cristo, aunque desafiante, siempre es ligero cuando se lleva con amor.