A medida que vamos avanzando en nuestra vida cristiana es apropiado que vayamos dando señales de madurez, asumiendo nuevas responsabilidades. Estas nuevas responsabilidades implican que prestemos más atención a nuestra manera de comportarnos.
Jesús advirtió en Lc. 12:48b que todo aquel a quien se le haya dado mucho, mucho se le demandará, y al que mucho se le haya confiado, más se le pedirá. Hoy veremos que, al crecer en Dios, es evidente que vamos dejando las obras carnales más obvias, sin embargo hay peligros sutiles de los cuales se nos advierte.