Esto es lo más parecido a un ASMR que haremos en la vida, es una invitación a relajarnos, a dejar de luchar con el mundo que cada día nos lleva más al esfuerzo, al mundo eclesiástico que nos lleva a los grandes milagros, a los ministerios que nos apartan de nuestras familias, a ser grandiosos a duras penas y nos conecta con lo que somos, con lo que damos y lo que no podemos dar también.