Una de las primeras consecuencias de la invasión de Rusia a Ucrania fue la destrucción del avión más grande del mundo, el Antónov An-225. Conocido también como Myria (sueño). Que media 64 metros, una envergadura de 88,40 metros y pesaba 640 toneladas. Se utilizaba para el transporte aéreo de grandes cargas.