Napoleón Bonaparte, perdió hace más de 200 años la batalla de Waterloo que sigue en el recuerdo en Europa. Que consistía en la cancelación del mayor proyecto imperial que se concebia en Francia. El proyecto contaba con la justificación moral, de expandir la libertad, igualdad y fraternidad a los países del viejo continente. La victoria militar en Waterloo (Bélgica) que contaba con el apoyo de los ingleses por el poder hegemónico del continente y las coaliciones de países para defenderse. En los campos de Waterloo. Después de que Napoleón Bonaparte fuera exiliado a una isla mediterránea, por decisión de Austria, Rusia y Prusia. Un año antes el tratado de Fontainebleau de 1814 para que reine la paz, Bonaparte regresó, un año después para protagonizar la batalla de Waterloo. El emperador francés alejado de todo acontecimiento político vio desde muy lejos como los sucesos favorecían su posición: la Monarquía borbónica fue restablecida, con Luis XVIII a la cabeza quien prometía distintas reformas, no las realizó. En febrero de 1815, Bonaparte se embarcó al sur de Francia, donde pudo obtener apoyo militar, un mes después se dirigió al norte de Francia. Luis XVIII huyó a los Países Bajos, el apoyo militar fue contundente. La batalla en Bélgica tuvo que ser de más de cálculos estratégicos, porque se enfrentaría a la coalición de Prusia, Rusia, Austria, Inglaterra, Bélgica y Países Bajos. En junio de ese año, el ejército francés se dividió en dos: uno al mando del Mariscal Ney y la otra dirigida por Napoleón Bonaparte, ganando batallas. El duque de Wellington que dirigía las fuerzas inglesas batallaron contra las fuerzas francesas dirigidas por Ney. Los ingleses ganaron por poco, con sus precauciones. Wellington ordenó la retirada hacia Bruselas. Napoleón decidió retrasar el ataque, los prusianos aprovecharon para reforzar todos los frentes de batalla. El clima fue un aspecto que jugo en contra de todos. El duque de Wellington volvió a utilizar una táctica militar, el contraataque de los prusianos fue decisivo para ganar en Waterloo. Bonaparte fue detenido y lo mandaron a la isla Santa Elena, en medio del Océano Atlántico a 2800 kilómetros de Angola, años después murió en aquel lugar.