En el siglo VII a. C., las ciudades de Roma y Alba Longa se enfrentaron. Cada uno velando sus intereses y querer anexar a la otra ciudad, para evitar extender la pelea y perder vidas. Los dirigentes de las dos ciudades pactaron que tres hermanos los Horacios y los Curiacios peleen. Los Horacios ganaron debido a la astucia del único hermano que sobrevivió.