Nos vamos colocando etiquetas
para sentirnos especiales
pero sin querer olvidamos
que la esencia es más que un nombre
que yo no soy una acción
yo no soy una conducta
yo no soy una razón social
ni un estado mental
soy la variedad del viento
en las estaciones del año,
a veces húmedo, a veces cálido
otros seco, gélido o extraño.
Así como resulta ridículo
atrapar el amor y el arte
en definiciones agotadoras
que quitan su brillo, variedad y euforia
así ponerte un nombre te quita libertad
te define pero no te brinda identidad
todo es mera apariencia, nadie se da si primero no se es.