Ante un panorama confuso el satelite ruso Serphukov - 15 encendió las alarmas por que el Sol, la Luna y el satélite OKO se habían alineado de tal forma que este último confundió la luz solar con el lanzamiento de un misil estadounidense. Stanislav Petrov, teniente coronel ruso, fue protagonista por decidir no activar el protocolo de respuesta. Evitandando un contraatque nuclear de la URSS.