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Un pintor que convirtió las calles en santuarios, que transformó prostitutas en vírgenes y asesinos en mártires. Caravaggio no inventó el claroscuro: lo convirtió en un campo de batalla donde lo divino y lo humano se enfrentan sin tregua.
By Andres Amadeo Jejen PaezUn pintor que convirtió las calles en santuarios, que transformó prostitutas en vírgenes y asesinos en mártires. Caravaggio no inventó el claroscuro: lo convirtió en un campo de batalla donde lo divino y lo humano se enfrentan sin tregua.