Eva y Iván se conocieron de manera inesperada en una cafetería, un lugar al que ambos acudían a menudo pero nunca se habían cruzado. Fue una tarde lluviosa cuando sus caminos se intersectaron. Iván, apresurado, entró en la cafetería sin mirar y chocó contra Eva, derramando su café sobre el cuaderno en el que ella escribía.