Los socialistas usan los sentimientos de envidia y frustración personal para alcanzar su sueño: abandonar una vida frugal y de trabajo y disfrutar de una vida de lujo y hedonismo sin pegar palo al agua, una vida que, según ellos, disfrutan los que no lo merecen, esto es, los que trabajan, ahorran y se esfuerzan arriesgando su patrimonio para crear empresas y riqueza. Y así, con la gasolina de la frustración del vago, y caminando entre el engaño, la envidia, y la ambición del dinero de los demás, se evidencia la gran estafa moral e intelectual que supone el socialismo.