Se nos va de ojo que la Catatimia y la Logomaquia polucionan el discurso público, con el efecto de imposibilitar el diálogo y la obtención de acuerdos para solventar problemas.
La visión distorsionada de la realidad, la Catatimia, es el efecto que produce en la mente dejarse arrastrar por una emocionalidad desbordada, que puede convertirse en pauta de comportamiento cuando es estimulada desde determinados discursos públicos, al objeto de orientar de manera interesada el análisis de la realidad.
O cuando la discusión se centra en la palabra y no en el fondo del asunto, la Logomaquia, porque la manera de decir, las inflexiones de voz, la cadencia, el tono arrogante o de arenga con el que se expresan, acentúan su significado hiperbólico adentrando la mente del receptor en una irrealidad interesada. De este modo, adquieren carácter de verdad los anacolutos discursivos, las boutade y los sinsentidos que orientar el pensamiento hacia un análisis visceral y simple de lo que acontece, alejándolo de un análisis crítico de aquello que nos oprime y condiciona la vida. ¡Que no se te vaya de ojo!