Hoy hablaremos de la GRACIA EN EL LUGAR MÁS INESPERADO. Para ello debemos situarnos en el momento de la crucifixión de Jesús cuando junto a él están los dos malhechores crucificados. Debemos recordar que la crucifixión era la muerte más cruel y vergonzosa que tenían los romanos para matar a los peores criminales. También, según la tradición judía, (se decía que Adán estaba enterrado en el Golgota), lo que sucedió era impensable.
En la crucifixión encontramos 3 cruces y 3 destinos. A un lado, uno de los malhechores se burlaba de Jesús. Decía: sálvate a ti mismo y a nosotros. Haciendo gala de una fe utilitaria. Tal como hacemos nosotros al venir a la iglesia por rutina y luego vivir cada semana como si nada.
Muchos querían un mesías que solucionara sus problemas, no un salvador que los confrontara.
El segundo ladrón, reconoce dos verdades. Primera: recibimos lo que merecemos por nuestros delitos. Él estaba aceptando su condición. Segunda: acuérdate de mí cuando vengas en tu Reino. Él creyó, a pesar de estar Jesús sangrando y muriendo, creyó que era Jesús y vendría en su reino. Y Jesús responde a esa verdad. No dice: en algún momento estarás en el paraíso, la promesa es: HOY mismo, estarás en el paraíso. Pero es imperativo reconocer estas verdades: que soy pecador, y reconocer el Señorío de Dios.