Al regresar a clase nuestros hijos van a encontrar a esos niños que acosan, que empujan, que arremedan enfrente de los demás con el propósito de avergonzarle y provocar una reacción en los niños acosados. Lo triste es que este acoso puede llegar a el abuso físico, en otras instancias pueden influir negativamente tanto en algunos niños, que estos terminan quitándose la vida. Es imposible para nosotros como padres estar físicamente presentes con nuestros hijos las 24 horas del día para protegerlos. Lo más saludable es enseñar a nuestros hijos a protegerse del acoso porque no podemos estar allí siempre, y no solo esto, sino que estos niños que acosan o son “bullies” se convierten en adultos acosadores en el trabajo también. Los vamos a encontrar más tarde en la vida, y no lo podemos evitar. Si no equipamos a nuestros hijos con las herramientas para defenderse ahora, van a vivir por muchos años sufriendo de acoso.