La inteligencia artificial (IA) está en auge de crecimiento, pero la carencia de un cuerpo físico limita su verdadero potencial. Es tal su influencia en nuestras vidas que la mayoría de las actividades que realizamos a diario la involucran.
Para muestra, el simple hecho de tomar una fotografía con un smartphone, y que posteriormente las caras capturadas sean identificadas por la función Google Fotos, en el caso de usar Android, es un ejemplo claro de ello; hasta un hecho más grande como la operación de vehículos autónomos.