Las investigaciones de los últimos años han desvelado que la microbiota, más conocida como flora intestinal, es en la práctica otro órgano más de nuestro organismo, que afecta a funciones y sistemas muy importantes, como el sistema inmunitario y el sistema nervioso. A pesar del indudable progreso realizado, una seria dificultad para avanzar más fácilmente en la investigación de la microbiota es que la mayoría de las bacterias de esta no pueden ser crecidas en el laboratorio, es decir, no pueden ser cultivadas fuera del intestino. La razón por la que numerosas bacterias de la flora no pueden ser cultivadas es que muchas de ellas no solo viven en simbiosis con nosotros, sino también en simbiosis con otras bacterias de la microbiota. Esto quiere decir que necesitan de esas otras bacterias para recibir nutrientes esenciales que ellas fabrican y secretan al medio exterior. Identificar cuáles son los nutrientes que las diferentes especies de bacterias necesitan es, por tanto, indispensable para poder cultivarlas y estudiarlas en el laboratorio. Una investigación ha podido identificar uno de esos nutrientes: el ácido gamma-amino butírico, más conocido en las esferas científicas como GABA. Más información en http://cienciaes.com