La película de Julius Avery, cuyo guión es una adaptación de dos libros de memorias biográficas escritos por el sacerdote y exorcista de la diócesis de Roma, Gabriele Amorth, fallecido en septiembre de 2016, a quien interpreta el neozelandés Rusell Crow, contiene guiños a películas sobre posesiones que el cine ya ha explorado más ampliamente en otras películas, por lo que en este sentido no hace un aporte tan significativo en esta materia, lo que sí es interesante en la propuesta es su preocupación por revisar el origen tanto social, histórico o teológico de lo que su propio protagonista llama “el mal”.