La reacción humana natural a las pruebas no es regocijarse, por esa razón el creyente debe hacer un compromiso consciente para afrontarlas con gozo. 

Pedro esta indicando que con la muerte y Resurrección de Cristo el fin de los tiempos esta cerca. Entonces debido a esto nosotros como creyentes debemos esperar con la expectativa correcta y hacer un estilo de vida nuestra comunión con Cristo y la iglesia.

La adoración va mucho mas allá de cantos suaves con nuestras manos levantadas, aunque es una forma de adorar a Dios, pero si no esta respaldada con una vivencia como consecuencia de una voluntad rendida totalmente al Señor todo eso será hueco y vació.

Es fácil para nosotros, después de haber despreciado la Palabra de Dios, no obedecer y luego seguir sus propias ideas, hacen de ellos mismos un Idolo y Dios busca en nosotros que escuchemos su palabra y lal obedezcamos.

Si Cristo no se hubiera sometido a la voluntad de Dios, la redención de la humanidad no habría sido posible, y nosotros estaríamos condenados y perdidos para siempre. Si los seres humanos individuales no se someten a Cristo como Señor y Salvador, están todavía condenados y perdidos, por rechazar la provisión de gracia de Dios.

Una de las maneras seguras de caer en la tentación y el pecado es tener exceso de confianza. Abusar de nuestra libertad no solo dañaba a los creyentes débiles cuya conciencia quedaba ofendida, sino que también ponía en peligro nuestra propia vida espiritual.

Pero la libertad cristiana no es libertinaje desenfrenado. Nunca es libertad para pecar, y a menudo debería excluir cosas que en sí mismas no son pecado pero que se pueden convertir en pecado o llevar a otros a pecar. 

Avivamiento es lo que ocurre el pueblo de Dios individualmente o en grupo es restaurado hasta tener una correcta relación con El. Debemos expresar el anhelo del pueblo de Dios en cualquier situación de dificultad y apocamiento físico, económico o espiritual.

Lo primero que los corintios necesitaban ver era la necesidad de la disciplina. Porque al parecer ellos habían racionalizado o minimizado la inmoralidad en su medio, no veían la necesidad de disciplinar a nadie.

La identidad de un verdadero ministro de Dios es que Servir a Cristo es servir su Palabra, la cual es la revelación de su voluntad. Un siervo de Cristo debe ser también un siervo de las Escrituras.