Todo en la vida es movido por palabras y Dios quiere que sigas expandiendo Su reino en la tierra por medio de Sus palabras. Santiago 3:1 te lleva a reconsiderar el acto de hablar. Si eres hijo de luz tienes que hablar luz.
El lenguaje del reino es progreso; de gloria en gloria. Jeremías lo entendió. Desde antes de la fundación del mundo él fue llamado a vivir por encima de las circunstancias, a ser un profeta, un entendido del lenguaje. Tuvo que renovar su mente y salir del lenguaje de víctima que la tierra le había enseñado. El cielo te recuerda el lenguaje del creador. Tienes una gran responsabilidad.
Dios te entregó las llaves. ¡Tú estás a cargo!