Devastada en la noche del 30 de mayo de 1942 por el primero de los 1.000 bombardeos de la Royal Air Force sobre Alemania, Colonia se yergue hoy tan alta y orgullosa como su imponente catedral gótica, refutando el dictamen militar que prevalecía entonces de que las guerras podían ganarse simplemente destruyendo las principales ciudades del enemigo y destrozando así la moral de la población civil.