El cuarteto con sede en Nueva York desata un rugido primitivo de catarsis en su último álbum canalizando un ardiente despertar espiritual que, si bien no resplandece en el mundo, probablemente sí en sus corazones. La cumbia entusiasta, la percusión ancestral, el free jazz, la distorsión electrónica y los cánticos sin palabras abundan en este trabajo, un testimonio de largo alcance de la riquísima paleta sónica de Combo Chimbita.