Por cuanto llamé, y no quisisteis oír,
Extendí mi mano, y no hubo quien atendiese, Sino que desechasteis todo consejo mío
Y mi reprensión no quisisteis, También yo me reiré en vuestra calamidad,
Y me burlaré cuando os viniere lo que teméis; Cuando viniere como una destrucción lo que teméis,
Y vuestra calamidad llegare como un torbellino;
Cuando sobre vosotros viniere tribulación y angustia.