Sí, es cierto, las minicomputadoras no caben en tu bolsillo, pero en su momento representaron un avance importante porque redujeron el espacio que necesitaban sus antecesoras, las mainframes, que ocupaban habitaciones enteras. Además, abrieron la posibilidad de que las computadoras personales cupieran en una bolsa y de que, posteriormente, se convirtieran en el teléfono que traes en tu bolsillo. Las computadoras de 16 bits cambiaron el mundo de la tecnología de la información en los años 70. Gracias a ellas, las empresas tuvieron la posibilidad de darle a cada ingeniero su propia máquina. Pero los avances aún no eran suficientes; todavía faltaba que llegaran las versiones de 32 bits. Carl Alsing y Jim Guyer nos hablan del trabajo que realizaron en Data General para crear una nueva y revolucionaria máquina de 32 bits. Y aunque ahora esos esfuerzos son toda una leyenda, en su momento se realizaron en secreto. “Eagle” era el nombre clave de la computadora que diseñaron, cuyo primer propósito era competir con otra máquina que estaba desarrollando otro equipo de la misma empresa. Los ingenieros nos hablan de las políticas corporativas y nos explican todas las tramas necesarias para que el proyecto pudiera seguir su curso, e incluso nos dicen cómo lograron que las restricciones jugaran a su favor. Neal Firth nos cuenta cómo vivió un proyecto muy emocionante pero exigente, en que nuestros héroes trabajaron juntos por pura voluntad, sin ninguna expectativa de fama ni fortuna. Y los tres nos mencionan que la historia quedó inmortalizada en el libro clásico de ingeniería de Tracy Kidder, El alma de una nueva máquina, que se basa en hechos reales.