En octubre de 1917, los bolcheviques liderados por Lenin tomaron el poder en Rusia tras derrocar al gobierno provisional, instaurado pocos meses antes tras la caída del zar Nicolás II. El país estaba devastado por la Primera Guerra Mundial: escasez de alimentos, colapso económico y un ejército desmoralizado. Lenin prometió “¡paz, pan y tierra!” y canalizó el descontento popular hacia una revolución que cambiaría el rumbo del siglo XX.
Tras la toma del poder, el nuevo gobierno bolchevique emprendió una transformación radical: nacionalizó tierras, fábricas y bancos, abolió la propiedad privada y firmó la paz con Alemania en marzo de 1918. Pero la revolución no trajo estabilidad inmediata. Estalló una guerra civil brutal entre los “rojos” (bolcheviques) y los “blancos” (zaristas, liberales y fuerzas extranjeras). Millones murieron por combates, hambrunas, represión política y epidemias.
Finalmente, en 1922, los bolcheviques salieron victoriosos y fundaron la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), el primer gran Estado comunista del mundo. Con Moscú como capital, la URSS marcaría profundamente la historia del siglo XX: fue potencia nuclear, rival de Estados Unidos en la Guerra Fría y símbolo del comunismo internacional hasta su disolución en 1991.
Fuentes:
• Wikipedia – Revolución rusa de 1917
• Britannica – Russian Revolution
• BBC History – Russian Civil War
• Wikipedia – Guerra civil rusa