Con qu frecuencia pasamos por alto la imposibilidad humana de la Gran Comisin. Detngase y considrelo por un momento; Jess, en Su ascensin, pas la antorcha de Su ministerio a un puado de hombres asustados e incompetentes. Tan slo un mes antes, casi todos estos hombres haban abandonado al Maestro. Sin embargo, Jess les dirigi, precisamente a estos desertores, las siguientes palabras de despedida: Id por todo el mundo y haced discpulos. Ellos, entonces, deban continuar con el trabajo que l haba comenzado. Con ese gran desafo en mente, descubriremos en este estudio cmo la iglesia empez con tal poder, eficiencia y xito.
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