La Palabra de Dios es nuestra guía y nuestra fuente de vida espiritual. Es importante conocerla y estudiarla, pero no es suficiente solo tener el conocimiento. En Santiago 1:22-25, leemos: "Sed hacedores de la palabra, y no solo oidores, engañándoos a vosotros mismos". Debemos llevar la Palabra de
Dios a la práctica en nuestra vida diaria.
Guardar la Palabra de Dios en nuestros corazones es fundamental para poderla poner en práctica. En Salmo 119:11, el salmista escribe: "En mi corazón he guardado tus palabras, para no pecar contra ti". Cuando guardamos la Palabra de Dios en nuestros corazones, podemos recordarla y aplicarla en momentos de necesidad.
Un ejemplo claro de la importancia de practicar la Palabra de Dios es el pueblo de Israel. En el libro de Éxodo, vemos cómo Dios realizó grandes milagros y maravillas para liberar a su pueblo de la esclavitud en Egipto. Sin embargo, a pesar de ver estos milagros, el pueblo de Israel muchas veces se rebeló contra Dios y no siguió sus mandamientos.
En Números 14:22-23, leemos: "Mas todos los que os vieron en su majestad y sus señales, y las grandes obras que hizo en Egipto, y en el mar Rojo, y en el desierto, durante cuarenta años, los probaste, y los probaste, y se supieron que eran rebeldes".
En conclusión, es fundamental conocer la Palabra de Dios, pero también es importante practicarla en nuestra vida diaria. Debemos guardar la Palabra de Dios en nuestros corazones y llevarla a la práctica en cada momento. Así podremos vivir una vida que agrade a Dios y que sea una reflejo de su amor y su justicia.