Los Magos buscaban a Dios en las estrellas o en el palacio, pero lo encontraron en un humilde pesebre con María, su Madre. Le llevaron regalos: oro por su realeza, incienso por su divinidad y mirra por su humanidad. Sin embargo, fueron ellos los que salieron premiados porque vieron al Salvador del mundo. El Padre Pedro nos dice que así como los magos de oriente vieron las estrella y cayeron de rodillas a adorarle, así también nosotros debemos de buscarle y venir a sus pies. Además responde a las preguntas llegadas al programa vía telefónica, el correo electrónico (
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