Los gatos silvestres, como mecanismo de supervivencia aprendieron muy bien a esconder los signos que pudieran mostrarlos débiles o enfermos. Y nuestros gatos domésticos conservan este aspecto de sus ancestros: esconden el malestar y el dolor.
Esto complica mucho que los tutores detectamos sus posibles enfermedades y cuando vayamos al veterinario la enfermedad esté muy avanzada.
Tenemos que estar muy atentos al pelaje y ciertas conductas que nos avisarán de este malestar.
Yolanda Lopez_Navarro , veterinaria