Criar no es solo amar. No es solo cuidar, nutrir, estar presentes. Criar es también ejercer poder sobre otro cuerpo, sobre otra mente, sobre otra historia en construcción.
En este episodio, reflexiono en profundidad sobre todo lo que implica asumir que somos adultos que influimos, deciden y estructuran el mundo simbólico de sus peques.
¿Por qué es tan importante reconocer esta asimetría?
¿Por qué tanta crianza respetuosa termina siendo permisiva?
¿Y cómo podemos ejercer autoridad sin caer en autoritarismo?
Hablo sobre las heridas que nos hacen temer al poder, sobre los errores comunes al confundir horizontalidad con simetría, y sobre el tipo de límites que abren, no que cierran.
Este no es un episodio fácil, pero sí necesario.
Si alguna vez te has sentido perdida entre “no quiero gritar” y “no sé cómo decir que no”, este episodio es para ti.
Porque el amor, sin ética, se vuelve ciego. Y criar, sin conciencia del poder que se ejerce, se vuelve un acto automático… aunque esté lleno de buenas intenciones.
Si quieres leer más sobre la crianza ética: aquí
Instagram