Nosotros crecimos en un mundo donde la verdad tenía una forma clara y delimitada.

El conocimiento era estable, los procesos de aprendizaje eran lineales, la identidad se construía dentro de estructuras fijas.

Para quienes nacieron en lo digital, la realidad es otra.

Ellos han crecido en un mundo donde el saber es líquido, volátil, descentralizado, fragmentado.

Un mundo donde no hay UNA verdad, sino muchas.

Un mundo donde el conocimiento no se hereda de la generación anterior, sino que se descubre en tiempo real, en comunidad, en red.

Nosotros buscamos certezas.

Ellos han aprendido a moverse en la incertidumbre.

Nosotros necesitamos jerarquías.

Ellos están acostumbrados a estructuras horizontales.

Nosotros crecimos en un mundo donde el adulto tenía el control.

Ellos han crecido en un mundo donde la información no tiene dueño.