En el capítulo de hoy hablaremos sobre la crisis política de Pakistán y cómo podría desbordarse.

En Pakistán, el suspenso está en el aire. Los seguidores del ex primer ministro Imran Khan han reanudado su marcha hacia Islamabad, después de que un intento fallido de asesinato de Khan la interrumpiera el 3 de noviembre. Mientras tanto, el poderoso jefe del ejército, el general Qamar Javed Bajwa, tiene previsto retirarse a finales de mes.

En medio de la incertidumbre, el primer ministro Shehbaz Sharif emprendió un viaje no programado a Londres para reunirse con su hermano, Nawaz Sharif , el tres veces ex primer ministro que tiene una pena de prisión de siete años por corrupción pendiendo sobre su cabeza en su país de origen. Y ese mismo día, los comandantes de cuerpo del ejército pakistaní se reunieron para su conferencia mensual, pero llamativamente no emitieron un comunicado de prensa posterior a la conferencia que resumiera sus resultados.

Ambas reuniones de alto nivel se centran en las preguntas centrales de la crisis política que ha estado consumiendo a Pakistán durante la mayor parte de este año: ¿Cuándo se llevarán a cabo las próximas elecciones generales? ¿Quién liderará el ejército paquistaní en los próximos años? ¿Cuáles son las perspectivas de un regreso de Khan, quien fue destituido por una moción de censura parlamentaria en abril? ¿Y hay alguna forma de salir del estancamiento político que no conduzca a disturbios y violencia?

A medida que los rumores continúan circulando en Islamabad, es poco probable que alguien, incluidos los principales protagonistas de este drama político , tenga una idea clara de cómo terminará. Es posible una resolución temporal negociada de la crisis en curso. Pero dada la naturaleza caótica de la política paquistaní y la propensión de sus élites a tomar acciones de alto riesgo, es mejor esperar lo inesperado. Ni siquiera se puede descartar como posibilidad otro intento de asesinato contra la vida de Khan.