Los reyes Fernando III y Beatriz de Suabia acuden a la colocación de la primera piedra de la catedral de Burgos. En una ceremonia solemne y emotiva los reyes han ubicado la piedra angular sobre la que se levantará el nuevo templo. Esto se da en un momento de empoderamiento del rey, quien se asienta en el trono mientras la nobleza va perdiendo su poder. Mientras, Aragón y Al-Ándalus viven momentos de desasosiego como consecuencia de problemas internos. También los judíos que viven en la península ibérica pasan por un momento poco favorable: entre otras formas de discriminación, se ha obligado a la comunidad a vestir de forma distinta al resto.

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