Durante durante las primeras etapas en el desempeño de su función como maestros de Dios, no han adquirido todavía las profundas características que los establecerán como lo que son. Dios concede dones especiales a Sus maestros porque tienen un papel especial que desempeñar en Su plan para la Expiación. El que sean especiales es, por supuesto, una condición estrictamente temporal, establecida en el tiempo a fin de que les lleve más allá de él. Estos dones especiales, nacidos de la relación santa hacia la que se encamina la situación de aprendizaje-enseñanza, se convierten en algo característico de todos los maestros de Dios que han progresado en su aprendizaje. Desde este punto de vista todos son iguales.