Por regla general, el esfuerzo y trabajo es fundamental para lograr éxito en la vida. Desde los estudios, el trabajo o el deporte. Solo con arduo esfuerzo lograremos triunfos, trofeos, ascensos y bonificaciones.
Algunos piensan lo mismo acerca de Dios. Muchas personas creen que si no hacemos méritos no lograremos que Dios se fije en nosotros o que nos ame. Creen que Él salva a personas buenas, íntegras, morales y decentes. La pregunta que surge es: ¿cuán buenas? ¿cuán íntegras? ¿cuán morales deben ser?
O visto de otro modo ¿Cuánta deshonestidad está permitido? ¿cuántos fracasos nos podemos permitir? ¿Se incluyen los pensamientos?
Sabemos que Dios envió a Jesús para salvarnos. Pero… ¿cuál debe ser nuestro aporte en todo esto?