A finales de los 90, se infló una de las burbujas más grandes de la historia financiera. Las empresas tecnológicas —muchas sin ingresos ni clientes— eran valoradas en cientos de millones solo por tener una web. El Nasdaq se disparó un 400 % en cinco años, impulsado por la fiebre del “nuevo paradigma digital”.
Pero toda burbuja acaba estallando. El 10 de marzo de 2000, el mercado tocó techo y comenzó un colapso imparable. En dos años, el Nasdaq se desplomó un 78 %. Gigantes como Amazon perdieron hasta el 90 % de su valor. Miles de startups quebraron de la noche a la mañana, arrastrando a fondos, bancos… y pequeños inversores.
La crisis de las puntocom fue un aviso: el entusiasmo ciego y la especulación masiva pueden inflar mercados hasta que no queda oxígeno. Y cuando eso pasa, el estallido es inevitable… y doloroso.
Fuentes: Wikipedia, Investopedia, Business Insider, Reuters.