No siempre los piropos son interpretados como un acto de halago, sino como una forma de acoso sexual hacia las mujeres.
Expresiones groseras, silbidos por la apariencia o forma de vestir contra niñas y adolescentes constituyen formas de violencia de género normalizadas en nuestros días.
"Si cocinas como caminas....yo me como hasta la raspa", "Mami, ¿To' eso es tuyo?, "Estás como la langosta, con toda la masa en la cola", a simple vista parecen piropos supuestamente inofensivos que seguramente si eres mujer has escuchado cuando transitas por las calles.
Pero los piropos se convierten en una manifestación de acoso sexual callejero cuando éste tiene una connotación sexual y es dirigido a una persona que, en primer lugar, no se conoce, y que además no ha dado consentimiento para establecer una interacción de este tipo.