Los insectos en general no suelen tener buena fama, pero hoy, no es el caso, en muchas culturas, adoran a los grillos. En la antigua China, eran apreciadas mascotas, y los mantenían en pequeñas jaulas diseñadas en bambú y oro, para que ambientaran las estancias. Los chinos conservan a los grillos como amuletos de buena suerte, e incluso realizaban batallas entre ellos. En Japón eran apreciados por sus cantos musicales. Y en Brasil, algunas especies, se consideran signos de esperanza o riqueza.
En el cuento de Charles Dickens «El grillo en la chimenea» es el ángel de la guarda de la casa y en las aventuras de Pinocho, pepito grillo, hacia la función de consejero y conciencia.
Está claro que nos encontramos ante una de las especies más singulares que nos ha regalado la madre naturaleza, y a los que deberíamos apreciar más de lo que lo hacemos. Los grillos son polinizadores a ras de suelo y fundamentales en la cadena alimenticia. Cuando canta un grillo significa que todo está en orden y la naturaleza está en calma. Solo espero, que hoy nuestros oyentes no se hayan sentido, al escucharnos como si estuvieran, en una jaula de grillos.