OBJETIVO
Motivar a la comunidad para que se acerque a la oración, a los sacramentos y a la Palabra de Dios, todo desde la caridad y el servicio a los demás.
Puntos importantes:
1. Para estar unidos a Jesús es necesario comulgar, para que podamos tener esa vida que él nos ofrece. Pero, necesitamos comulgar apropiadamente, es decir, en estado de gracia.
2. El sacramento de la reconciliación es fundamental en nuestra vida por nuestra condición de pecadores. Esa reconciliación nos viene por medio del sacerdote que nos confiesa.
3. Quien peca, obtiene como recompensa la muerte.
4. Sólo Dios perdona los pecados, pero su poder lo ha comunicado a Jesús para que Cristo perdone los pecados, y Jesús lo ha comunicado a los sacerdotes quienes nos ofrecen un verdadero perdón de nuestros pecados.
5. La parábola del hijo pródigo muestra el error de quien piensa que la felicidad se puede encontrar lejos de Dios.
6. Queremos tener una vida sin restricciones, con comodidad, sin reglas.
7. Tiramos por la borda todas las cosas buenas que tenemos y que Dios nos da.
8. Cuando dejamos llevarnos por el pecado, podemos caer en lo más bajo, en lo más vil, pensando que donde estamos es lo mejor que podemos pasar.
9. Es Dios quien nos quiere en su casa, al lado suyo, es quien toma la iniciativa de acogernos en su casa.
10. La conversión significa regresar a Dios, volver a él.
11. Para una confesión provechosa hemos de: hacer un profundo examen de conciencia, arrepentimiento, propósito de enmienda, confesión de los pecados, cumplir la penitencia.
12. El pecado puede ser mortal o venial.
13. El pecado mortal supone pleno conocimiento, pleno consentimiento y materia grave, pero basta el conocimiento y el consentimiento para que la falta sea grave. Te aparta de Dios, rompe tu relación con Dios y requiere de la confesión sacramental.
14. El pecado venial sucede cuando falta el conocimiento o el consentimiento.
15. El pecado habitual es al que nos metemos y que luego no podemos o no queremos dejar. El pecado habitual no se puede perdonar porque no hay arrepentimiento, aunque se puede trabajar en ellos para acercarnos a Dios, a la iglesia y regresar a la gracia.